En Octubre del año pasado, 2019 para ser exacto, nos reunímos una noche en el estudio de mi hermano Miguel algunos amigos para una sesión improvisada. Miguel tiene años grabando, y se ofreció a trabajar esta sesión que incluía a Ricky Pinzón en guitarra, Omar Díaz en percusiónes, Chale Icaza en batería, su humilde servidor en el bajo, y en la trompeta mi gran amigo Aquiles Navarro quien esa noche aterrizaba de Nueva York donde lleva muchos años viviendo. Cuando llegué, ya Miguel tenía el estudio adecuado para la grabación. Todos iríamos por micrófonos.
Chale, Ricky y yo llegamos primero y mientras esperábamos a los demás, tocamos unas improvisaciones en formato de trío. No sabíamos que Miguel tenía la grabadora corriendo. Al rato, llego Omar con su arsenal de percusiones y Aquiles al mismo tiempo. Miguel terminó de ajustar los micrófonos, los niveles y arrancamos a grabar todos. Algunas improvisaciones duraban 20 minutos o más, otras duraban menos. Durante toda la sesión estuvimos con un buen nivel de energía, conexión entre todos y sobre todo, diversión. Hay que recordar que hacer música siempre debe de cumplir un requisito y es amenidad entre los protagonistas.
Aquí les dejo algunas de las piezas de aquella noche que mi querido hermano Miguel ha editado y trabajado para que las podamos disfrutar como lo que son, improvisaciones llenas de energía, harmonía y amistad. Esa amistad que hoy se refuerza estando a lo lejos, pero con ansias de reunión. Parece tan lejano aquel tiempo cuando aún nos podíamos reunir muchos en espacios apretados y apagando el aire acondicionado para que no se filtre el ruido en los micrófonos y líneas eléctricas. Una sesión hoy difícil.